sábado, 30 de abril de 2011

Semana Santa artesana en la ciudad de los escritores

La recientemente pasada Semana Santa tuve ocasión de visitar Alcalá de Henares por diversos motivos conectados con nuestro mundo belenista. Por un lado visité la Catedral Magistral, ubicada en la plaza de los Santos Niños, donde se exponían dioramas relacionados con la Pasión. Allí, resguardados de la incesante lluvia que caía sobre las calles empedradas del casco antiguo de la ciudad, muchos visitantes como yo contemplaban estas obras que para orgullo de los artesanos que las hicieron, el público que acudía era numeroso. Y muchos curiosos y apasionados de este mundo nuestro fotografiaban esas obras para llevárselas, de algún modo, consigo. De manera que entendí que el arte no es sólo admirar una obra, sino también llevarnos algo de ella con nosotros, bien en forma de pequeño texto, de impresión perdurable en la memoria, o de una fotografía como aquí comparto.






























Por otro lado visité varias iglesias y algunas capillas. Una de ellas guardaba uno de esos frescos ocultos en cal –entiendo que en tiempos remotos para salvar a la iglesia de la quema por la peste- que poco a poco se iba revelando en una pieza pictórica de incalculable valor histórico. Su sacerdote, un hombre ya mayor aún vestía con esos hábitos antiguos de un tiempo que ya se extingue.

También –y esto si fue para mí un privilegio-, visité en la iglesia de Santa María la Rica, otra preciosa iglesia enmarcada también en el centro de una ciudad que quiere guardar el perfume de Cervantes y de Lope, tuve el placer de ver en persona la escultura de mi querido amigo escultor e imaginero, Jesús Lastrucci. Y es que ver en directo una creación que vi nacer a través de las fotografías que me mandaba, fue sentir la emoción intensa de ver el libro de quien conoces en el escaparate de una librería, cuando no sólo lo has leído ya, sino que de algún modo participaste como espectadora durante su gestación.















Y mi punto final belenista llegó de la mano de Francisco Pérez Bustamante –junto a José e Israel-, a quién debo agradecerles la amabilidad con que me recibieron, además de regalarme una visita a las instalaciones de la Asociación Complutense Belenista que preside, llena de obras artesanales de incalculable valor, y desde donde se prepara el LI Congreso Nacional Belenista.

Me encantó esa última visita, el trato que tuvo conmigo y en definitiva, cómo fui acogida en una ciudad cuna de escritores y de artistas y artesanos que guardan en sus calles la música privada que hay tras el arte, esa partitura íntima que atraviesa el tiempo para hablarnos en primera persona como si tomáramos con unos amigos una cerveza con unas tapas.



Gracias.


L.S.S

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